En un movimiento que ha dividido opiniones y generado debates en todo el país, la reciente promulgación de la Ley Anti Forestal, aprobada y publicada en enero de 2024 ha sacudido los cimientos de la industria maderera y la protección ambiental. Desde su implementación, sus repercusiones han sido ampliamente sentidas, tanto en los círculos gubernamentales como en la sociedad civil, con intereses que van en contra del desarrollo sostenible de la Amazonia y afectando en gran medida los derechos de pueblos indígenas.
Esta legislación, destinada a proteger los recursos forestales del país, ha sido elogiada por el gobierno como un paso crucial hacia la conservación del medio ambiente y la biodiversidad, pero, ¿esta ley realmente favorece los intereses del país y su sociedad? O solo es una pantalla para enriquecer los bolsillos del actual gobierno y sus distintas entidades públicas. Se argumenta que la ley proporciona herramientas más efectivas para combatir la deforestación y promover la reforestación, contribuyendo así a mitigar el cambio climático y preservar los ecosistemas naturales.
Sin embargo, no todos están convencidos de los beneficios de esta medida. La industria maderera, que históricamente ha tenido un peso significativo en la economía nacional, ha expresado su preocupación por el impacto que la ley tendrá en sus operaciones. Se teme que las restricciones impuestas por la legislación puedan poner en peligro miles de empleos y afectar negativamente a las comunidades que dependen de esta actividad económica. Además, han surgido críticas sobre la implementación y aplicación de la ley, con denuncias de corrupción y falta de transparencia en los procesos de concesión y supervisión. Algunos sectores de la sociedad también señalan que la legislación podría favorecer a ciertas entidades cercanas al gobierno, quienes han estado involucrados en diversas ocasiones con actos que faciliten el beneficio monetario de ellos mismos y ahora otorgándoles un control desproporcionado sobre los recursos forestales y generando un aumento en la concentración de la tierra y el poder económico, pero como dijo el General Perón “ los precios suben por ascensor y los salarios por escalera”, frase que hace referencia al sistema de la economía actual en el país, dónde el bolsillo peruano se ve afectado por un Estado tan despectivo con su sociedad.
Por un lado las entidades que se ven beneficiadas por la promulgación de esta ley se encuentran las organizaciones ambientales y los defensores de los derechos indígenas, quienes han abogado durante mucho tiempo por medidas más estrictas para proteger los bosques y salvaguardar los territorios ancestrales. Para ellos, la ley representa un avance significativo en la lucha por la preservación de la naturaleza y el reconocimiento de los derechos de las comunidades originarias.
Se encuentran los agricultores y ganaderos, empresas de desarrollo inmobiliario, trabajadores forestales y economías locales, estas pueden verse afectadas con la expansión de sus operaciones, pérdida de empleos y una fuerte disminución de ingresos para las distintas comunidades locales. En resumen, la Ley Anti Forestal ha desatado un intenso debate sobre el equilibrio entre la protección del medio ambiente y el desarrollo económico, así como sobre la distribución justa de los recursos naturales. Su impacto continuará siendo objeto de investigación y análisis en los próximos años, mientras el país busca encontrar un camino hacia un futuro sostenible y equitativo para todas sus poblaciones.
Nicolas Estrada
Mayo de 2024