La universidad escucha el pulso de sus estudiantes
Francisco Talavera
¿Qué construye mejor la democracia, la sociedad y la cultura que la opinión?
¿Qué sería de la historia si nadie se hubiera quejado alguna vez? ¿Si nadie hubiese expresado su descontento, su incomodidad? La voz de la gente es el latido de una sociedad viva. El recuerdo de que pensamos, de que somos conscientes y razonamos sobre lo que ocurre.
Sin embargo, antes de un grito, de una queja, hubo una conversación, un pensamiento y antes del pensamiento hubo, silencio. La manía de sentir pero callar. La preocupación de que lo que uno piensa, lo diga alguien más. El silencio temeroso, refugiado, desinteresado y desapegado. El intento de aceptar que las cosas son como son, porque es lo correcto.
¿Qué sería de los derechos de la mujer sin la Convención de Seneca Falls? ¿Qué sería del Perú sin sus cuatro suyos?
Es fundamental reconocer y atender las necesidades de los necesitados. Es fundamental prestar atención a la opinión y, en el contexto universitario, es importante saber que piensan, que sienten, para que el ambiente no se vuelva tedioso y, menos, un distractor durante sus clases. ¿Qué esperamos, si no, de un futuro que no estamos dispuestos a construir? ¿Qué le dirías a tu distrito, a tu calle, a tu ciudad? ¿Qué cosas están mal?